domingo, 25 de octubre de 2015

Cuidado con las setas...

El mismo viernes estaba aún preguntando en el grupo los planes que había para el finde, no tenía acordada ninguna ruta larga para hacer y lancé mi propia propuesta que no calo en absoluto, demasiados kilómetros tal vez. 

Al final fue el sábado pasadas las nueves cuando pregunte y Pedro me dijo que habían quedado en la gasolinera del Tiemblo a las 9 de la mañana. No tenía información del track en si, pero formando parte del pelotón Nieves, Dani, Nacho y él, eso ya era suficiente garantía de que iban a ser una ruta interesante donde además tuve la oportunidad de conocer a otros amigos de Nacho.

Dejando atrás el Embalse del Charco del Cura
Cruzamos prácticamente todo el tiemblo por su avenida principal hasta alcanzar la calle que nos llevaría al punto donde cruzar el Embalse del Charco del Cura y recorrer su margen izquierdo, fue un recorrido agradable junto a la orilla, luego ganamos algo de altura y cruzamos nuevamente el Alberche por la presa del Embalse del Burguillo.

Presa del Embalse del Burguillo
La temperatura era agradable y las sensaciones sobre la bici buenas, muy buenas teniendo en cuenta lo poco que la cojo, eso sí, acabábamos de empezar y aún quedaba mucho por delante.

Al otro lado de la presa seguimos junto al embalse por una carretera que nos lleva hasta el Poblado de las Cruceras, hoy núcleo de alojamiento rural donde se da cabida también al Centro de Interpretación de la Reserva Natural del Valle de Iruelas. Estas edificaciones en su día fueron la residencia de los trabajadores de las fábricas de madera y resina situadas también en este enclave. 

Pegueras junto al Embalse del Burguillo
Al final de este pequeño poblado tomamos un camino que pasa junto a unas "pegueras", que son unos antiguos hornos que se utilizaban para la obtención de "la pez", material utilizado como impermeabilizante de cubas, odres y botas de vino.

Pasarelas tras el Poblado de las Cruces
Continuamos la ruta a través de las pasarelas que nos devuelven de nuevo a la carretera poco transitada ahora, y que tras cruzar la Fuente de la Perra Gorda abandonamos se desvía en dos, nosotros tomaremos la que asciende por la Garganta de las Iruelas.

La pista hacía el Puerto de Iruelas tiene buen firme por lo general (foto de Nacho)
Empezamos a encontrarnos algún que otro tramo con desniveles fuertes, pero el buen firme nos permite avanzar sin dificultades. 

La zona esta preciosa, la humedad que aporta el cauce del río impregna las rocas un musgo de intenso verde en contraste con el abanico de colores de las hojas caídas, es agradable poder pedalear por aquí en un día tan bueno para la altura del año en la que estamos.

Recién iniciado el otoño vemos árboles caducos verdes, amarillos, marrones...
Ya acercándonos al puerto la carretera se torna por completo en pista y los árboles caducos van cediendo en número para tomar ventaja las coníferas, el predominio ahora es del color vede de las acículas resaltando contra el manto marrón de los helechos.

En las cercanías de Lancha Candeleda
Por fin coronamos los 1.467 m. del Puerto de Casillas donde hacemos una corta parada para descansar, reponer líquidos e ingerir alguna pieza de fruta y/o barrita.

Puerto de Casillas
Como no conocía el track me las prometía felices pensando que tras coronar el puerto tocaba la bajada, por unos instantes había olvidado con quien había decidido hacer ruta, tocaba ponerse en movimiento y veo que todos enfilan hacia un pequeño sendero que salía hacía la izquierda en dirección al Pozo de la Nieves.

Inicio del sendero hacía el Pozo de las Nieves
Al final resulto que subida prácticamente no había, tras la salida se convierte en un sendero que en general se mantiene en altura, pero que va teniendo sus pequeñas subidas y bajadas.

Aprovechando los pocos tramos de rodar
Toca disfrutar de modo intenso, la senda es muy técnica y exige lo máximo de uno hasta el punto de tener que poner el pie en tierra, a veces por la dificultad del terreno y otras por un grupo que nos encontramos y al que tengo que ir dando espacio de vez en cuando para rodar sobre la bici.

A veces no queda otra que darle al empuja-bike
En las inmediaciones del Pozo de las Nieves comienzan a aflorar los prados y vamos haciendo colección de fotos, el paisaje invita constantemente a ello.

Panorámica de 180 grados
El último tramo del sendero, ya sin piedras, invita a lanzarse por sus pequeños desniveles y van apareciendo tras la loma uno tras otro.

En esta foto podéis ver la máquina... que viene en bici.
Realizamos la parada y visita obligada al Pozo de las Nieves y en los propios carteles informativos vemos que este quedo prácticamente en ruinas y si hoy podemos disfrutar y contemplar la edificación es gracias a las restauraciones realizadas a lo largo de 1998.

Fachada principal del Pozo de las Nieves con los accesos al pozo y al refugio anexo.
Como dato curioso buscando al respecto de este pozo encontré que en 1906 se vendía la arroba (unidad de masa que equivale en Castilla a 11,5 kilos) a tres reales, lo cual equivalía a la tercera parte del salario diario de un agricultor o un artesano. Teniendo en cuenta todo el esfuerzo que requería seguro que era un precio justo por muy alto que pueda parecer. 

Esa escalera ni la tocamos, casi daba vértigo
Terminamos asomándonos al refugio anexo donde estaba encendida la chimenea, un sitio acogedor sin duda, pero a nosotros nos quedaba aún camino por delante.

Continuamos con un descenso vertiginoso hasta la Garganta de la Hiedra donde digamos que lo pasé mal en una curva donde parecía que no iba a ser capaz de girar todo lo que demandaba, al final lo conseguí, justo cuando el pedal llego a alcanzar una roca en el extremo del camino, la idea de los que contemplaron la escena desde atrás y la mía propia era que besaría el suelo, libre por poco, pero libre.

Seta gigante junto al camino: "Que siga ahí indica algo"
En la entrada desde nuestro camino a una pista forestal hay una seta gigante que paro a fotografiar, quería pillar una buena perspectiva, si veis la foto de arriba creo que lo conseguí, pero lo mio me costo, después de ponerme de rodillas, al intentar levantarme me dio un tirón tan fuerte en la pierna que por un momento pensé que incluso me marearía ¡¡Dioossss, que dolor!! No podía terminar de estirarme, necesite más de cinco minutos para recuperarme.

Continuamos camino e inexplicablemente Nacho fue al suelo, su rueda delantera se había pinchado y le hizo caer. Solucionamos el asunto reparando entro todos la rueda en un instante y seguimos camino.

Cámara nueva y a rodar
Poco después en una otra curva siento que pierdo la dirección, yo giro el manillar pero la bici continua recta a gran velocidad, otro tanto de suerte, ya que justo en esta curva había una pequeña escapatoria de hierba suficiente como para permitirme controlar la bici y detenerla por completo sin caer, eso si, exprimiendo al máximo los frenos de disco. Había pinchado la rueda delantera, lo cual explicaba todo. Aviso al grupo del pinchazo y mientras llegan y me quito la mochila para sacar las herramientas compruebo que a pesar de perder mucho aire en un instante no se ha deshinchado por completo, imagino que eso quiere decir que el líquido de la cámara anti pinchazo hizo su efecto, algo tarde, pero el líquido obstruyo la salida de aire, así que antes de ponerme a reparar nada le doy unas vueltas a la rueda y pruebo a hincharla directamente ¿Funcionara? Parece que aguanta la presión así que directamente continuamos camino.

En pleno castañar
Nos dirigimos hacia un puesto de caza denominado la escalera, ya que está en lo alto de un árbol y se accede por una escalera construida con ramas, pero que después subir y bajar para hacernos unas fotos termina cediendo uno de sus peldaños sin ninguna consecuencia. 

Sin ser "El abuelo" de los castaños sigue siendo impresionante su porte
De aquí nos dirigimos hacia nuestra próxima parada, un castaño apodado cariñosamente como "El abuelo" que tiene una altura de unos 25 metros y una edad estimada en unos 500 años. Este tramo del camino toca hacerlo con mucha precaución, pues es mucha la gente que viene a visitarlo y el camino hay que compartirlo con niños y mayores.

De regreso Pedro se hace una de las fotos de rigor sobre unos tocones altos situados junto al camino. 

Yo tengo otra foto parecida
Concluimos la ruta en el Tiemblo a buena hora, y con el tiempo espectacular que hacía buscamos una terraza donde poder disfrutar de unas cervecitas bien ganadas, eso sí, que nos sirvieran algo de comer fue complicado y se hizo esperar, pero al final nos tomamos unos bocatas de carnaza de flipar.

Disfrutando del buen día (en todos los sentidos)
En definitiva fue una ruta genial, como no podría ser de otra manera. Gracias a todos los que integrasteis el grupo y en especial a Nacho por guiarnos por estos lares.

Track de la ruta

Hasta la próxima donde saquemos nuestras ruedas a paseo.

2 comentarios:

  1. Michel, una ruta fantástica! Y un placer haber montado contigo!!! Espero coincidir de nuevo!!
    Alex

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  2. Igualmente Alejandro, y seguro que coincidiremos más de una vez.

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